Con todos los resultados de las pruebas que nos habíamos
hecho, pedí cita en una clínica de fertilidad.
Mientras tomaban los datos en la recepción, de repente, me
entraron unas ganas enormes de llorar, no sabía por qué, pero no podía
remediarlo. Nos sentamos en la sala de espera y miraba a toda la gente que
había allí, como intentando averiguar lo que podría pasarle a aquellas parejas.
Fue como una vuelta a la realidad de golpe, como si hasta ese momento no
hubiese sido consciente de mi situación. Estar ese primer día allí fue
horrible. Visto hoy desde la distancia no tiene mucho sentido, porque desde
luego que no lo veo de la misma forma, sin embargo ese día fue un momento
desolador. No quería estar allí, no entendía por que me estaba ocurriendo algo
que me obligaba a acudir a una clínica para poder tener hijos. Era como estar
triste y muy cabreada a la vez. Pero no tenía más remedio.
Ya dentro de la consulta con el doctor y después de las
infinitas preguntas y examen de las pruebas que llevaba, vino su diagnóstico:
-
Tienes hidrosalpinx, una obstrucción en la trompa
derecha, pero la otra parece perfecta, yo te recomiendo que hagas una
fecundación in Vitro.
En ese momento me cerré en banda a la idea, si mi otra
trompa funcionaba no entendía por que había que hacer una FIV, ¿Por qué no una
inseminación? ¿y por qué los ciclos con pastillas de Omifin no funcionaban?
Tras discutir varios puntos con el médico, al final
acordamos hacer otros dos ciclos con las pastillitas pero doblándome la dosis y
añadiendo el famoso Ovitrelle y progesterona. Y de allí me fui nuevamente emocionada con que este
tratamiento más completo sí funcionaría. Pero tampoco lo hizo.
Meses después regresé a la clínica con el convencimiento ya
de dar el paso a la Inseminación
Artificial.
Me administré mi medicación, en los controles vimos que
contábamos con 5 folículos, y como 3 de ellos estaban en el ovario que
correspondía a mi trompa tapada, pues realmente contábamos con 2 viables, y al
no haber peligro se realizó.
Viví mi primera beta espera con ilusión, pero tampoco
funcionó.
Poco después volví a la cínica de reproducción, y aunque yo
insistí en repetir la IA ,
el médico me seguía aconsejando la FIV. Pero
yo no estaba convencida, todo estaba bien supuestamente para que pudiera cuajar
una inseminación. Así que me fui a casa, empecé a investigar sobre el único
problema que parecía tener, el hidrosalpinx unilateral, y después de lo que
descubrí, nunca regresé a aquella clínica.
Hola guapa soy natalia, tu historia me a conmovido, yo empiezo mi historia ahora, empiezo con tus primeros pasos y mismas pruebas, con mucho miedo de que todo esto se alargue pero con un poquito de positividad en el fondo!!! suerte guapa, te seguiré...
ResponderEliminarMuchas gracias Natalia, el objetivo sobre todo es ayudar, yo estuve muy perdida y por eso he necesitado escribir sobre ello. Encantada de tenerte por aquí y, en lo que pueda, ayudar con mi parte de experiencia. Un besito
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