lunes, 14 de diciembre de 2015

La obstrucción de trompas

Aquí empezó mi estudio de investigación sobre el hidrosalpinx, consulté foros, páginas médicas, consultorios on line de famosas clínicas de fertilidad etc., y descubrí algunas cosas.

Parecía ser que un hidrosalpinx supone que algo tapona la trompa y se queda de alguna forma estancado un líquido que obstruye el conducto, por lo tanto por ahí nada sube y nada baja. Aunque bueno, había algo que mi médico tampoco me había dicho y me sorprendió, resulta que ese líquido puede ir drenándose puntualmente hacía el útero y puede barrer un posible embrión impidiendo que este anide. También puede ser que ese líquido sea una fuente de bacterias que al pasar al útero cree una especie de entorno hostil para el embrión.

Estas fueron algunas de las cosas que descubrí, y claro, me quedé un poco paralizada. ¿Tenía en mi cuerpo  mi particular método anticonceptivo? ¿De qué servirían mil tratamientos si ese líquido odioso me lo iba a arruinar todo?

Pero yo no soy médico, y tenía que trazar otro plan de acción, así que dí unos cuantos pasos atrás y volví al punto en que debía de haberle llevado a mi ginecóloga los resultados de las pruebas.

Mi ginecóloga me recibió echándome la correspondiente bronca por no haber acudido a ella con las pruebas que ELLA me había mandado, pero fue comprensiva, y al final concluyó:

-         Con tu edad y un hidrosalpinx, tienes que hacerte una FIV, es el protocolo médico, toma este teléfono y habla con este Doctor. Ni te lo pienses

La consulta con mi actual médico de reproducción asistida fue genial, me sentí muy reconfortada y alabó mis actitudes de investigación, y resumiendo, lo más importante que saqué de aquella cita:

-         Lo que has investigado va por buen camino, ese líquido nos entorpece, incluso con una FIV te podríamos dar solo un 5% de probabilidades de éxito, te tienes que operar, hay que sacar la trompa dañada mediante una laparoscopia. Un mes después de la operación vente por aquí, haremos una FIV y tendrás a tu niño

Imagínate oír esas palabras, no pude ni contener la emoción y en la misma consulta rompí a llorar. Entré con miedo a que tuvieran que operar, no tenía fuerzas para pasar por eso también, pero fue oír “y tendrás a tu niño”… y la semana después ya me estaba haciendo el preoperatorio.

A finales de este verano ya estaba operada, la maldita trompa dañina fuera y todo lo demás perfecto, la operación había sido un éxito, mi recuperación rápida y fabulosa, y un regalo:

Cuatro diminutas cicatrices en mi panza que siempre he visto como recordatorio en mi cuerpo de una lucha que va a merecer mucho la pena.


Coincidiendo con mi tercer año de búsqueda, empecé con mi FIV, ya venía mi niño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario